La hierba de la Pampa es una de las plantas perennes más impresionantes y utilizadas que se cultivan en nuestro clima. Su aspecto versátil hace que se pueda utilizar en casi cualquier tipo de jardín: desde arreglos completamente modernos hasta jardines orientales. Puede plantarse a lo largo de muros y paredes de edificios, formar la parte superior de los parterres y el fondo de otros arreglos florales, o crecer en macetas como decoración en terrazas y balcones. Descubramos, pues, de dónde procede esta insólita planta, qué aspecto tiene y qué hacer para proporcionarle las condiciones adecuadas.
Aspecto de la hierba de la pampa
La hierba de las pampas (Cortaderia selloana), también conocida como cortaderia o hierba plateada, forma densas matas que pueden alcanzar hasta 200 cm de altura durante la floración, cuando, además de las hojas, la planta también produce grandes panículas esponjosas, normalmente entre septiembre y noviembre, momento en el que, además de una densa mata de hojas que crean la impresión de una fuente verde, comienzan a aparecer grandes inflorescencias. Alcanzan una longitud de 20 a 40 cm, son grandes, esponjosas, con forma de panoja y vienen en muchos colores. Las variedades más comunes son las que tienen inflorescencias blancas, beige y rosas.
Sin embargo, a la hora de elegir una planta, hay que tener en cuenta que es una planta perenne dioica, con ejemplares femeninos y masculinos. Es la primera la que produce las flores más atractivas e impresionantes, que pueden utilizarse como acento principal o como telón de fondo en la decoración del jardín. Las plantas macho, en cambio, producen flores mucho más pequeñas y su principal característica estética son los racimos de hojas arqueadas.
Origen de la hierba de la pampa
La hierba de la Pampa es originaria de las zonas remotas de Sudamérica, principalmente de la región pampeana, de ahí su nombre. En su hábitat natural, crece principalmente en las estepas y su origen la hace muy exigente, lo que no es fácil de cumplir en nuestro clima. Esto es especialmente cierto en invierno, cuando las bajas temperaturas pueden tener un efecto devastador. ¿Cómo se cuida la hierba de la pampa?
Cultivo de la hierba de la pampa
La hierba de la Pampa debe cultivarse en un lugar cálido, soleado y protegido. Será eficaz elegir un lugar para él justo al lado de una valla o un muro de construcción, que puede proporcionar protección contra las condiciones climáticas adversas.
La planta requiere un sustrato fértil y permeable. El suelo en el que se planta debe ser ligeramente ácido, humoso y rico en nutrientes minerales, necesarios para el correcto desarrollo de la planta perenne. También es fundamental evitar el exceso de agua y los encharcamientos. Es una buena práctica plantar la hierba de la pampa en pequeñas colinas con buen drenaje (lo que recuerda al entorno natural del que procede). Otra solución es plantar la planta en una elevación artificial, donde sus raíces estén por encima del nivel del suelo y no estén expuestas a demasiada agua retenida. En este caso, sin embargo, recuerde regar durante los períodos más cálidos del año para que las matas no se sequen. En primavera y verano, el sustrato debe estar ligeramente húmedo, pero en otoño e invierno, cuando la temperatura desciende por debajo de cero, debe estar completamente seco; de lo contrario, las raíces y la base de la mata se pudrirán y no sobrevivirán ni siquiera a un ligero frío.
La planta responde bien a la fertilización. Los abonos orgánicos, ricos en minerales, son especialmente adecuados. Los fertilizantes con un mayor contenido de potasio y fósforo y una menor cantidad de nitrógeno son ideales para su uso tanto en primavera como en verano.
¿Cómo puedo proteger la planta contra el frío?
Aunque la hierba de la pampa es relativamente resistente al frío y es una de las hierbas ornamentales más cultivadas en nuestro clima, es posible que no sobreviva al invierno en el suelo por sí sola sin la protección adecuada. Una ubicación adecuada sin exceso de agua y cubriendo parcialmente la planta de las condiciones climáticas adversas puede proporcionar cierta protección en caso de frío leve, pero será insuficiente durante los descensos importantes de temperatura.
Puedes proteger fácilmente la hierba de la pampa cubriéndola con un montículo hecho por ti mismo con hojas secas, serrín o turba natural. Las hojas de la planta perenne también pueden utilizarse para crear una cubierta atándolas a la parte superior de la planta y haciendo una especie de coro, que protege del frío y del viento. El macizo también debe protegerse de las precipitaciones excesivas: tanto la lluvia como la nieve pueden ser devastadoras. Para ello, se debe colocar cualquier tipo de toldo encima para mantener el macizo seco.
Aunque no es la solución más fácil debido al gran tamaño de la planta, la hierba de la pampa también puede cultivarse en macetas. De este modo, la planta puede transportarse para el invierno y colocarse en una habitación luminosa con una temperatura de entre 0 y 10 grados.